Detalle de las “propiedades” de la levadura nutricional:
Vitaminas: tiene una gran riqueza del grupo B. Posee, por ejemplo, 34 veces más B1 que la avena y las nueces. También es rica en B2, B4, B5, B6, B12 (vitamina clave para vegetarianos), PP, H, inositol, colina, PABA y ácido fólico.
Minerales: contiene magnesio, calcio, cinc, hierro, cobre, cromo y selenio. Dado que no es un alimento y se consume a nivel de pocos gramos diarios, la levadura resulta importante por su aporte en oligoelementos o minerales traza, carentes en alimentos refinados y procesados. Es el caso del cromo, cofactor de la insulina, y cuya carencia está relacionada con los problemas en diabéticos. También del selenio, antioxidante protector frente al cáncer, el envejecimiento prematuro y los radicales libres.
Proteínas: aporta en cantidad significativa aquellos aminoácidos esenciales (es decir que no los puede sintetizar el organismo y por ende deben provenir de nuestros alimentos). También aporta glutatión, que resulta clave para la desintoxicación hepática, la neutralización de venenos y la eliminación de desechos de células tumorales.